Despierta tus mejores recuerdos a través de los aromas

¿Recuerdas el olor de tu madre?, ¿El de tu casa cuando eras niña?, ¿El del campo tras la lluvia? Todos estos aromas permanecen archivados en un área de tu cerebro (el sistema límbico), íntimamente unida al procesamiento de las emociones (la amígdala cerebral) y enlazada con los recuerdos a largo plazo (el hipocampo). Por eso, evocar determinados olores puede causar cambios muy beneficiosos en el organismo y en tu estado de ánimo.
Aroma, emoción e imaginación
¿Has oído hablar de la "magdalena de Proust" unas cuantas veces, verdad? Cien años más tarde de su publicación, continúa siendo el ejemplo perfecto de cómo los aromas pueden estimular nuestro cerebro. En el caso de Marcel Proust fue al dar un mordisco a este dulce, mientras bebía un sorbito de té, cuando fue inundado por la evocación de una mañana de domingo, antes de ir a misa, cuando su tía le ofreció una magdalena mojada en la misma bebida. Y al despertar la memoria a través del olfato, el genial escritor dio a luz a En busca del tiempo perdido, casi tres mil palabras para rememorar los recuerdos de la infancia.

Si bien Proust se encontró accidentalmente con este despertar de su memoria, Konstantin Stanislavski y Lee Strasberg, los grandes pedagogos del arte dramático, profundizaron en las memorias emotivas y la evocación de olores imaginarios como medio para entrenar la disponibilidad sensible de los actores y las actrices.
Y es que ellos se dieron cuenta de cómo la memoria olfativa registra todo el contexto vinculado a un evento, a través de las conexiones neuronales entre la vista, el oído y el olfato.
¿Cómo lo explica la ciencia?
Lo que Proust y otros creadores descubrieron espontáneamente, la ciencia lo explica de un modo fascinante. Y es que resulta admirable que el olfato sea el único sentido que está directamente vinculado al cerebro. ¿Cómo? Pues mediante las neuronas que anidan en nuestra nariz y los receptores olfativos que nos permiten oler en cada inhalación. Estos transmiten la información al bulbo olfativo y este, a su vez, al sistema límbico del cerebro (como avanzábamos al principio) que es donde se asientan las emociones y la memoria, pero que también gestiona las funciones vegetativas como la respiración o el ritmo cardíaco, además de regir las conductas instintivas (entre ellas el deseo sexual, la capacidad de responder a los peligros o el impulso de alimentarnos).
Esta alta especialización de las células olfativas no es en vano, ya que la supervivencia del ser humano, como la de los mamíferos en general, está basada en gran parte en la capacidad de identificar rápidamente los peligros mediante el olfato. Por ejemplo, el olor a humo puede indicar la presencia de fuego o el aroma de un alimento es el que indicará si está en buen estado para ser consumido sin riesgo.
Recuperar el olfato después de la COVID-19
La memoria olfativa, sin duda, enriquece nuestra vida, permitiéndonos recuperar información atesorada en el pasado. ¿Pero qué ocurre cuando este sentido se ausenta de nuestra vida?, o dicho de otro modo, ¿puedes imaginar tu vida sin el olfato?
Muchos no se hubieran hecho esta pregunta antes de la pandemia que conocemos hoy donde todos conocemos a alguien que ha perdido el olfato.
Al parecer, esta manifestación es signo de que la enfermedad cursa con síntomas leves; sin embargo, las personas que no han conseguido recuperar el sentido del olfato meses después de haberse recuperado de la enfermedad, narran así su experiencia: "Me da tristeza comer, porque no puedo oler nada", dice nuestra lectora Celine Boix. "Es como si me hubieran quitado la alegría de vivir", añade Lara Brions, también lectora de este blog.

El tema está afectando tanto la fortaleza emocional de algunos pacientes (se calcula que un 7% de los mismos padecen este síntoma de larga duración y un 10% de la población sufre pérdida de olfato debido a otros motivos como infecciones, alergias o traumatismos) que los otorrinos han empezado a prescribir terapias olfativas para estimular reacciones químicas dentro de la neurona. Los protocolos arrancan con una exploración nasal, complementada con una tomografía axial computarizada (TAC) para determinar la causa concreta y poder individualizar el tratamiento. A continuación, se lleva a cabo una prueba llamada olfatometría para estudiar las características individuales de la pérdida de olfato y poder ajustar el tratamiento a cada caso en particular.
A partir de aquí, la terapia está destinada a regenerar las células olfativas dañadas. Para ello, se requiere entrenar el olfato y mejorar la memoria olfativa. Y es aquí donde puede entrar la terapia con aceites esenciales de alta calidad y seleccionados entre distintas familias olfativas:
-Aromas florales: Palo de Ho, Geranio, Palmarosa, Ylang-Ylang...
-Aromas frutales: aceite esencial Bergamota, Limón, Naranja…
-Aromas especiados: Clavo, Canela…
-Aromas resinosos: Pino, Ciprés…

Aquí puedes encontrar el pack de aceites perdida del olfato diseñado por Fenghi, con un aceite esencial de cada familia.
Por supuesto, esta no es la única indicación para la terapia olfativa. De hecho ésta se aplica exitosamente en el tratamiento del Alzheimer, en las amnesias y en el estado de coma. En todos estos casos, los especialistas ofrecen a los pacientes olores conocidos del pasado para activar las memorias latentes.
¿Como funciona?
La estimulación del sistema límbico mediante aceites esenciales, puede medirse objetivamente en los cambios fisiológicos que se producen en el sistema respiratorio y en el circulatorio (frecuencia cardíaca, presión arterial, reacciones en la pupila ocular) y que también son apreciables mediante un electroencefalograma.
¿Cómo lo hago en casa?
Ante todo conviene crear un espacio tranquilo y un tiempo sin interrupciones. Es mejor que el resto de sentidos no estén estimulados, así que una luz tenue y la ausencia de música propiciarán el ambiente adecuado. Después, vierte entre 3 y 9 gotas en un difusor nebulizador (son los que no usan agua) que impregnará de aceite esencial el aire que te rodea. Solo queda relajarse y disfrutar de los pensamientos, sensaciones o imágenes que vayan surgiendo.
¿Qué aromas escoger si quisiera iniciar un viaje en mi memoria?
Puedes dejarte llevar por tu intuición e ir experimentando con distintos aceites esenciales; aún así, te sugerimos una pauta muy grata para iniciar tu camino por la memoria olfativa:

-Cedro: Puede despertar memorias relacionadas con el colegio, con el olor de los lápices y con las salidas al bosque.
-Espliego: Puede activar los recuerdos de los armarios y cajones donde se guardaban las sábanas en las casas de nuestras madres y abuelas. También evoca el olor de los campos en verano.
-Eucalipto: Relacionado con las atenciones que recibíamos cuando estábamos resfriados o griposos y conseguíamos quedarnos en la cama para no ir al colegio.
¡Te deseamos un feliz viaje por los caminos y recodos de tu memoria olfativa!